
Cada año se producen en el mundo 2.000.000 de muertes como consecuencia de lesiones y enfermedades provocadas por el trabajo, algo más de 5000 muertes por día en gran parte atribuibles a prácticas de trabajo peligrosas, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Por cada accidente mortal, se calcula que se producen 1000 no mortales, que en muchos casos producen sufrimiento humano, perdidas de ingresos, discapacidades y pobreza. La mitad de estas vidas se salvarían cada año si se facilitase información adecuada y se aplicasen medidas de seguridad posibles.
El Doctor Jaime Breilh, Fundador y Director del Centro de Estudios y Asesoría en Salud (CEAS), afirma que “han acumulado muchos estudios que demuestran la existencia de procesos destructivos que, de modo abierto o encubierto, deterioran a los profesionales de distinto tipo y trabajadores de la salud que laboran en unidades hospitalarias»
Entre los riesgos que tienen que afrontar los trabajadores sanitarios se incluyen los siguientes:
Se da la contradicción de que servicios encargados de brindar prestaciones de salud a la comunidad son a su vez generadores de malestar, estrés, lesión y muerte para los trabajadores del propio servicio. No es aceptable perder la salud en el mismo lugar donde se gana el sustento.
En este entorno está más que justificada la necesidad de incorporar las acciones en salud ocupacional a la gestión en los servicios de salud.
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